miércoles, 9 de junio de 2010

MÍA

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-¿Este es mi regalo? -Will observa la enorme caja de colores envuelta con un lazo y con pequeños agujeros en los laterales que está plantada en el patio de la mansión.

-¡No! -su tío Ethan le aparta de la caja cuando va a acercarse-. De eso nada. No lo abrirás hasta esta noche.

-¡Qué maniático! -Will se ríe-. No... si ya sé porque no quieres que lo abra ahora. Quieres que lo abra cuando ya te hayas marchado a otro de esos viajes exploratorios a cualquier mundo raro de esos y así no tendré más remedio que quedármelo. Es un perro ¿verdad? Ay, tío Ethan, que sabes que no me gustan nada los animales. Ni de niño quería tener mascota.

-Bueno... Supongo que podría llamársele mascota. Pero te aseguro que un perro no es.

-¿Es uno de esos animales exóticos? ¿Te has traído un bicho de uno de esos mundos raros? Pero qué digo... ¿Me has traido un bicho?

-No te digo nada. Quiero que sea una sorpresa. Y si no te gusta puedes eliminarlo facilmente o devolverlo. Las instrucciones de uso están en la funda exterior de la caja, así como la garantía. Si hay algún problema con su funcionamiento puedes ponerte en contacto con el fabricante a través de un intercomunicador entre portales de otros mundos -Ethan se ríe-. Pero estoy seguro de que te gustará.

-No sé -Will observa la caja con cierta desconfianza, moviendo la cabeza. ¿Instrucciones de uso? ¿Garantía? ¿Fabricante? Ya no está seguro de que sea un animal. Pero seguro que es un regalo raro.

-Bueno, ya lo verás en su momento. Volvamos a la fiesta. Los invitados están empezando a preguntarse dónde se encuentra su anfitrión.

****

-Por fin. Ya se han marchado todos -Will se sienta en su butacón en la biblioteca, suspirando-. Deja eso, Tara. Ya acabarás de recogerlo mañana. Puedes retirarte a descansar. Ya es muy tarde.

-Bien, señor. ¿Desea usted algo más? -Tara sonríe, coqueta.

Will mira a la sirvienta. No, no desea nada más. Tara es dulce y bonita, de aspecto lozano y algo rollizo y mejillas coloradas como una linda campesina, pero no desea nada de ella. Will percibe el doble sentido de las palabras de su sirvienta, sabe que se le insinúa pero el hombre no se siente tentado. No por Tara. Ni por ella ni por nadie. Desde que Ana murió que no desea a ninguna mujer, no siente ningún deseo sexual, y tampoco le preocupa demasiado. Es como si esa parte de su cuerpo hubiera muerto en el mismo momento en que falleció su mujer, y le parece justo. Por mucho que diga su tío, no quiere otra mujer, no desea otra mujer. No desea nada de nada. Bueno, sí. Ahora sí desea averiguar algo que corroe su curiosidad.

-Sí, Tara. Dile al resto del servicio que se retire ya a sus dependencias. Y que no me molesten. Aún me queda un regalo por abrir. El regalo que me ha mandado tío Ethan.

***

-Bien, así que no se abre la caja hasta que no "active" mi regalo. Y para ello tengo que decir esta especie de código en voz alta. Estoy empezando a creer que no es una mascota, sino una especie de ¿robot?. O joder, tío Ethan -Will lanza al suelo el sobre con las instrucciones y empieza a romper el envoltorio de la caja-. ¿Para qué querría yo un rob...?

Will se queda atónito. La caja no es tal. Es una jaula con barrotes dorados. Dentro de ella hay una jovencita sentada sobre sus rodillas, únicamente vestida con una correa metálica alrededor del cuello.

-¿Pero qué...? ¿Qué coño es esto? ¿Es una broma? -Will abre la jaula, enfadado-. ¿Quien coño eres tú? ¿Otra prostituta que ha pagado mi tío para "alegrarme un poco la vida"? Anda, lárgate a tu casa o dónde te de la gana. Lo siento, querida, pero no.

La joven no se mueve de la jaula, ni le mira siquiera. Mira fijamente al suelo, aunque respira de forma agitada.

-¿Pero qué te pasa? ¿Es que eres sorda? ¡Sal de ahí!

Ahora la joven sale velozmente y se arrodilla a los pies de Will, con la cabeza inclinada.

-Sí, amo.

-¿Amo? Mierda, a mí no me gustan estas mierdas del sado-maso. Que tío Ethan sea algo pervertido no quiere decir que lo seamos todos. Mira, nena. Lo siento. Te aseguro que vas a cobrar lo que tengas acordado como si hubieras desempeñado tus servicios, no es culpa tuya, pero es que estos juegos no me van. Vístete y márchate.

La jovencita no se mueve, pero vuelve a respirar agitadamente y suelta un pequeño quejido lastimero, como un cachorrillo herido.

-¿Pero qué te pasa? ¿No te encuentras bien? -Will se inclina y le sube la cabeza para verle la cara. Sus ojos son enormes de color caramelo y brillan por las lágrimas.

En cuando la mano de Will entra en contacto con la piel de la chica, ésta reacciona de forma extraña. Se empieza a frotar contra sus piernas, lamiendo sus dedos, haciendo soniditos extraños. Lleva sus manos al pantalón del hombre y empieza a frotarle.

-¡No!¡Para! -Will se separa bruscamente y la chica vuelve a temblar y pone la cabeza a los pies de Will, en posición sumisa.

-Me parece que no entiendes mi idioma. Igual eres extranjera, de otro portal y no tienes instalados los chips traductores. Bueno, el caso es que me gustaría que te fueras, pero creo que no me entiendes. Te han contratado, tú no tienes la culpa, pero yo no quiero jugar a esto. Bien. Aquí está el sobre. Supongo que dentro habrá alguna pista para... -"para deshacerme de ti", lo piensa pero no lo dice.

ESCLAVA SEXUAL. MODELO 4590. INSTRUCCIONES DE USO.

¡Enhorabuena! Ha adquirido un/a excelente esclavo/a que satisfará todos sus deseos, hasta los más salvajes o depravados. Está progamado/a para obedecer a su amo. Una vez dicho el código en voz alta, éste es grabado en su collar y su mascota ya es capaz de reconocer la voz de su amo y estará ansiosa de satisfacerle plenamente. Su hermosa mascota deseará ardientemente tener sexo con usted o con cualquiera que usted le ordene. Complazca a sus amigos en sus fiestas con una buena animación. Disfrutará con todo...Todo lo que usted desee hacer, todo. Esta maravillosa criatura sólo vive para complacerle. Disfrútela.

ADVERTENCIAS

-El modelo 4590 debe ser alimentado varias veces al día, así como debe administrársele aproximadamente un par de litros de agua diarios. Puede ser torturado dejándole sin agua ni comida, hasta que su collar adquiera un tono rojizo. Este color indica que hay riesgo de muerte.

-El modelo 4590 necesita aliviarse sexualmente a menudo (debido a su programación) con su amo en vigor, aunque también puede ser subrogado a otro amo eventual. Si desea que la criatura alcance el orgasmo, debe indicárselo claramente. No conseguirá el alivio hasta que el amo no lo crea conveniente. Puede resistir sin orgasmos un máximo de cinco días aproximadamente. Cuando los niveles de tensión sexual son extremos su collar adquiere un tono rojizo con riesgo de muerte.

-Este modelo tiene una capacidad de recuperación mejorada genéticamente. Las heridas, abrasiones, lesiones, cortes o magulladuras sanan con celeridad. Si las lesiones son más graves, la criatura podrá necesitar cuidados médicos. Si alcanza el nivel rojizo, el riesgo es de muerte.

-Diríjase al modelo con órdenes firmes y simples y hará lo que se le mande. Si la orden es confusa, el modelo puede sufrir un colapso o bloqueo. Repita la orden de forma más clara. 4590 contesta con respuestas cortas, y es capaz de decir algunas frases.

-Se adjuntan grabaciones demostrativas de las capacidades de esta criatura específica para ilustrarse y sacarle el mejor partido y maletín con accesorios.

-Ante cualquier duda o reclamación, póngase en contacto con el fabricante. Si su modelo no responde adecuadamente o no es capaz de satisfacerle no tendremos problema en reprogramarlo según sus necesidades.

-Oh, Dios... Esto debe ser una broma, una maldita broma de mal gusto -Will la mira, la criatura sigue a sus pies y que parece que llora. Si, llora, se estremede y llora de forma queda-. No, no es una broma. Oh Dios... ¿Qué voy a hacer contigo?

****

-No llores -dice Will-. Ella deja de hacerlo elevando un poco la cabeza, pero sigue estremeciéndose-. ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo?

-Sí amo... Por favor, amo, por favor... Necesito complacerte...

-¿Comp... complacerme? ¿Te refieres a... al sexo?

-Sí, amo. Por favor... por favor... -la chica se vuelve a frotar contra él. Abre sus piernas, las coloca alrededor de las de Will y frota su sexo húmedo contra sus tobillos.

Will siente como su erección es fulminante. Intensa. Enorme. Dolorosa. Como si todo su deseo sexual perdido durante casi un par de años se hubiera condensado de pronto y se revelara con urgencia. Intenta controlarse y levanta a la chica del suelo, pero en cuanto le pone las manos encima no puede dejar de tocarla. Acaricia sus cabellos oscuros y los huele. Mmm. Huele a vainilla dulce. Sus pechos son redondos, pequeños pero firmes. Roza los pezones y la joven gime y entreabre los labios tentadores, húmedos de deseo. Will saca la lengua de forma casi imperceptible y se relame. Desea hacerlo. Es superior a sus fuerzas. Desea tomarla. No hacerle el amor. No. No es sexo. Desea tomarla. Ella es suya. Desea demostrarle que sí, que él es su amo, y tiene derecho a tomar lo que es suyo. Y ella es suya, suya...

El beso es ardiente, posesivo. La besa con rudeza y ella gime cuando la lengua del hombre invade su boca. Porque su boca le pertenece. Tiene derecho a invadirla.

Will rompe el beso y respira con agitación. La chica espera órdenes agitada, siempre mirando hacia abajo, con actitud sumisa.

-Ponte de rodillas, apoyada sobre tus manos, baja la cabeza -Will habla con voz ronca, las palabras salen de su garganta como pronunciadas por otra persona, como si el que actuara fuera otra persona y no el Will de siempre. Se baja los pantalones y se arrodilla detrás de ella. La penetra aguantando el aliento y ella se mueve inmediatamente ansiosa por sentirle, gimiendo. Will empuja con vigor, fuerte, rápido. Nunca lo había hecho así, en esa postura. Demostrando su dominio. La mujer sometida, suplicante. Porque suplica, o sí... y a él le encanta.

-Ah, ah, ah, por favor, amo... por favor, ah, ah, ah, ah...

Él la coge con rudeza del pelo, tira de su cabeza hacia arriba y la penetra más profundamente corriéndose. El orgasmo le coge por sorpresa, tan intenso que casi grita. Para ahogar el grito muerde a la muchacha en el cuello con violencia. Ella suelta un quejido y sigue moviéndose aún más agitada. Sigue moviéndose cuando Will sale de ella, estremecida, ansiosa. El collar metálico de su cuello brilla con un color amarillento.

-¿Estás bien? -la voz de Will sigue siendo ronca.

-No, amo... -la chica, arrodillada a gatas, agitada. Will acerca un dedo por detrás a su clítoris y ella se mueve contra él.

-Eso muévete contra mi dedo. Así. Eres mía, mía, mía... dime lo que quieres. Dímelo.

-Correrme, amo... Por favor...

Will se acerca su boca a la oreja de la joven temblorosa que sigue frotándose contra su mano y le susurra.

-Pero no te correrás hasta que yo te lo diga ¿verdad?

-No, amo...

-Así me gusta... porque yo soy tu amo y me obedeces. Eres mía. Todo tu cuerpo es mío... todo. Soy tu dueño.

Will vuelve a estar excitado, enormemente excitado. Le da la vuelta a la chica y coge su cabeza. Ella sabe lo que tiene que hacer. No solo lo sabe. Desea hacerlo. Su boca le toma con ansia en casi toda su magnitud. Su lengua se mueve ávida, anhelando saborear el semen dulce de su amo, sus caderas se mueven frenéticamente contra la mano de él que sigue entre sus piernas. Will la sujeta del pelo, manteniéndola quieta y se mueve contra su boca, follando en su boca. Aprieta su cabeza fuertemente y la penetra con profundidad hasta que la joven empieza a ponerse muy colorada, intentando controlar los reflejos de la náusea. La suelta un poco, ella sigue lamiendo, chupando. Will la penetra con los dedos. Introduce dos dedos dentro de ella y le grita.

-¡Córrete! ¡Córrete ahora!

Los gemidos, los gorjeos placenteros de su boca y las contracciones fuertes de su vagina contra sus dedos hacen que Will se derrame sin remisión. Ella se lo traga todo. Le relame y le deja bien limpio. Will en silencio la mira. Ella vuelve a su posición sumisa, arrodillada con la cabeza baja, a sus pies.

Will se levanta del suelo. La noche es cerrada y empieza a hacer frío. La joven sigue desnuda, con la piel de gallina, sin moverse de su posición. Will respira hondo y traga saliva. Ella no le mira. Afortunadamente.

Casi no le sale la voz de la garganta. La tiene tan seca que las palabras rasgan como lija cuando le dice:

-Levántate y sígueme.

La torre del ala Este de la mansión hace tiempo que no se usa. Will sube las escaleras y la chica le sigue a unos pasos, con la cabeza baja. Llega hasta el piso más alto, abre la puerta de la habitación y le susurra sin mirarla.

-Quédate aquí. Pasarás la noche aquí. Duerme en esa cama. Mañana... -no termina la frase. Cierra la puerta. Se aleja unos pasos pero luego vuelve y echa la llave, dejándola encerrada.

No es necesario encerrarla. Él debería saberlo. Ella le pertenece y nunca le desobedecería, nunca escaparía de su amo. Se moriría sin su amo. Su amo es todo. Mucho más que su propia vida. La herida del mordisco en su cuello le arde y le conforta a la vez. Ya la ha marcado. Es importante tener su marca. La primera sangre derramada. El estómago de la muchacha ruge. No ha comido nada en todo el día. Sólo el semen de su amo. No ha podido verle bien. No se lo ha permitido. Pero su piel es pálida y suave, sus manos fuertes y su polla es grande. Su semen es dulce como néctar. Y ella lo necesita. Lo necesita.

Will baja las escaleras despacio, como un zombie se dirige al patio y mira la jaula. Recoge el documento de las instrucciones y el sobre y se dirige a sus aposentos. Se sienta en la cama e introduce una grabación en el reproductor.

Cuando la pantalla oscurece, Will tiene lágrimas en los ojos. La grabación muestra el proceso de programación de la chica. Ella se revelaba. Al principio se revelaba. Tenía una mirada salvaje, intensa. Pero ellos consiguieron romperla. La rompieron hasta quebrar su voluntad, hasta convertirla en lo que es, dejándola reducida a un ser que sólo reacciona ante el sexo y el dolor. Introdujeron sensores y chips en su cuerpo controlados por el collar que la obligan a desear ardientemente que la posean, que la dominen, que le hagan daño...

No puede quitarse la imagen de la cabeza. También estaba su tío Ethan. Y ella le suplica. Pero lo más horrible es ver su mirada en esos ojos enormes cuando ellos se van. La mirada anhelante, ansiosa. Porque lo que más le duele es quedarse insatisfecha, necesitada.

Will se siente morir. Él no es mejor que esos tipejos, no es mejor que su tío . ¿Pero qué ha hecho? ¿Cómo ha podido hacer algo así? Ahora la contempla mientras duerme. Es casi una cría. Su cabeza se inclina y él mira las marcas de sus dientes en su blanca piel y se estremece por el sentimiento de culpa. No puede devolverla. No a esos salvajes. Además, ella es...

Mía.

Sólo una palabra. Pero lo dice todo. Todo lo que no puede ocultar. Es como si algo oscuro le poseyera. Will siempre había sido amable, atento con todo el mundo, sobre todo con las mujeres, considerado, civilizado. En toda su vida había tenido ese tipo de pensamientos que ahora se retuercen dentro de su cabeza. Un hombre tranquilo, amaba a su mujer hasta que ésta murió. El sexo con ella era algo plácido, grato. Simple, aburrido. Piensa ahora mientras contempla el cuerpo desnudo de su chica y vuelve a sentirse tremendamente excitado y vuelve a pensar en esa palabra que lo dice todo.

-Mía.

Al sonido de la voz de su amo, la chica se despierta. Él, amparado por la oscuridad, observa cómo la joven abre las piernas de forma instintiva. Abre la boca. Espera. Espera sus órdenes.

-Ven.

Ella le sigue al baño. Will llena la bañera con agua caliente y sales de baño perfumadas. Le dice a la chica que entre. La baña con sus manos, acariciando con delicadeza su piel suave y ella ronronea como un gatito. Los ronroneos son gemidos cuando él mete la mano entre sus piernas y la acaricia despacio. Cuando Will percibe que la chica está al límite le habla con voz suave.

-Córrete. Mírame y córrete, preciosa. Eso es.

La esclava le mira a la cara por primera vez. Su amo es hermoso. Como un dios. Sus ojos son azules como el mar en el verano y su cabello es rubio como las margaritas de... no consigue recordar más. De su jardín. Pero no puede recordar su jardín, porque sus recuerdos han sido borrados, eliminados, anulados. Ya no es una persona. Es una esclava para uso exclusivo de su amo. Amo bondadoso que permite que se alivie. MMmmmm, síiiiiiiiii. Y jadea, sacudiéndose contra la palma de su mano. Porque el sexo es como una droga. Si no tiene sus dosis diarias, su organismo se revela y el sufrimiento es mayor que cualquier otro síndrome de abstinencia. Así como siente también la necesidad de complacer a su amo. Y su amo está ahora necesitado. Puede sentirlo. El vínculo está consolidado. Desde el momento que el dijo su código, han quedado ligados. Como amo y esclava. Ella desea ser esclava, él deseará ser amo. No podrá evitarlo. El lazo está echado.

La mano de la chica va veloz a la entrepierna del hombre y desabrocha su pantalón. Antes de que Will pueda impedirlo ya ha tomado su miembro y lo sacude con firmeza. Will gime.

-No... Dios, no lo hagas.

La chica se para en seco y le mira como un cachorrito al que le han quitado el plato de comida. ¿Por qué no quiere? ¿Por qué?

-No necesitas hacerlo. No soy un monstruo como ellos. Soy un hombre. Un buen hombre no abusa de...

La mira. Ella mira ansiosa su polla rígida, mordiéndose los labios, retorciéndose las manos.

-Oh, señor... ¿Necesitas hacerlo? -pregunta Will con un hilillo de voz.

-Sí, amo. Por favor, amo. Necesito.

-Y si no lo haces ¿qué ocurre? ¿qué sientes?

Ella ahoga un quejido de dolor. El dolor es horrible cuando su amo está dispuesto, duro, y no es complacido.

-¿Te duele?

-Sí, amo.

-¿Cómo cuando no te satisfaces tú?

-Sí, amo.

-¿Y si yo quisiera hacerte daño? ¿Y si no fuera bueno contigo?

Ella le mira como quien mira a un dios, con adoración.

-Por favor, amo. Sí, sí, sí.

-Te... ¿Te alivias más cuando... -Will traga saliva- cuando hay dolor?

-Siiiiiiií, Aaaah.... -ella arrebatada casi pone los ojos en blanco- Sí, amo. Por favor...

Will se retuerze. Respira agitado también. Desea desesperadamente... No. No puede hacer eso. El es un hombre normal, equilibrado y no uno de esos perversos viciosos que golpean, que dejan marcas, marcas hermosas, rojas... hermosas marcas en un culo suave, sedoso.

Vuelve a oscurecerse su mirada y la chica lo nota y se complace con anticipación cuando él la saca en volandas de la bañera, se sienta sobre la banqueta, su cuerpo mojado sobre sus rodillas. Su polla dura roza contra él estómago de la muchacha. La primera palmada es fuerte. Deja los dedos marcados en una nalga. Sigue golpeando una y otra vez. La palma de su mano colorada. pero no tanto como el culo de la chica, que se queja y le caen las lágrimas. Lágrimas de dolor, lágrimas de deseo.

Will abre las nalgas enrojecidas y roza el ano con el dedo. Es estrecho. Apretado. Muy apretado. Su capacidad de recuperación ante las heridas hace que los abusos continuados no dejen huella en su cuerpo y su ano es virginal. Tentadormente virginal.

La cara aplastada por su mano fuerte contra la pared, ambos de pie, el la mantiene empalada y ella casi no toca el suelo con la punta de los pies.

-¿Te gusta? -susurra Will jadeando.

-Sí, sí... amo. Sí.... Síiiiiiiii.

-Te gusta que te hagan esto ¿No es verdad?

-Sí... síiiiiiiiií..... sí amo.

-Pues córrete, córrete... Eres mía, mía, mía... ¡Mía! -Cuando los potentes músculos anales se contraen Will se siente tan intensamente abrazado que se corre también. Es el orgasmo más intenso y salvaje de su vida.

Cuando se separa de ella, a Will le tiemblan las piernas y se sienta en la banqueta intentando recuperar el aliento. La chica cae a sus pies temblando, dolorida, extenuada, y le mira con reverencia. Sí, un buen amo, oh, sí, el mejor amo, que la posee con fuerza y con violencia, marcando con sangre y después deja que se desahogue y el desahogo es mucho más intenso, total. El mejor amo, que no le niega los orgasmos. Sí el mejor amo. Su boca está seca por la necesidad de beber y su estómago sigue protestando por el hambre pero la chica baja la vista y se abraza a su pierna, rozando la mejilla contra el pantalón, volviendo de nuevo a ronronear feliz como una pequeña mascota. Will, de forma instintintiva le acaricia el cabello suave, aún húmedo, con la mirada fija en la nada, hasta que la chica se duerme a sus pies en el suelo frío del cuarto de baño.

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