miércoles, 16 de junio de 2010

EL PREMIO

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-¿Qué vas a hacer con todo ese dinero, Alberto? ¿Lo has pensado? De verdad que yo todavía no lo puedo asimilar. Aun repartido entre tres es mucho, mucho dinero... Deja que mire... Bourbon, vodka... mmm... tequila creo que tengo y...

-Gracias, Sonia, tomaré un bourbon. Pues no sé, a mí también me ha pillado por sorpresa. ¡Dios! Ya han pasado más de diez años desde que nos vimos por última vez. Mira, en esta foto estamos los tres, creo que es la última fotografía que nos hicimos juntos. Aquí estamos en la fiesta de fin de curso del colegio mayor. Mira a Richi, con esas pintas de chico malo. La cazadora de cuero, el pelo de punta, ese piercing en la ceja. ¿Seguirá vistiendo así o se habrá reformado y le veremos aparecer vestido con un traje de Armani?

-Jajaja. No sé... Tú estás igual, has cambiado bien poco.

-Sí, claro... Bueno, ya no somos unos jovencitos, pero sigo jugando al fútbol, intentando mantenerme en forma; y sí, sigo vistiendo como un pijo. Tú... Tú estás algo distinta. Más delgada. Llevas el pelo sin flequillo y un poco más claro; me gusta así, como lo llevas ahora, recogido. Lo cierto es que sigues siendo una chica preciosa.

-Oh, gracias... Vaya pintas en estas fotos... En todas salimos los tres juntos, nos llamaban los tres mosqueteros en el colegio, ¿te acuerdas? Parece... Parece mentira que fuéramos amigos, siendo los tres tan distintos, ¿verdad, Alberto?

-Nuestras madres eran íntimas amigas y se preñaron todas al tiempo. Escuela infantil, colegio, academia de inglés, vacaciones en chalets contiguos... Teníamos que ser amigos a la fuerza, ¿no? Recuerdo que Richi y yo entrenábamos en el mismo equipo de fútbol. Lo pasábamos bien. Sin embargo, él y tú siempre estabais discutiendo, ¿te acuerdas? Y más de una vez os tuve que separar porque acababais pegándoos en serio. Me daba algo de miedo no estar siempre presente entre vosotros por si terminabais matándoos el uno a la otra. Siempre de mediador, siempre haciendo de papi. Sin embargo tú y yo nunca discutíamos. Nos llevábamos francamente bien, Sonia. Si hasta mi madre pensó que tú y yo acabaríamos casados. No hacíamos tan mala pareja cuando empezamos a salir. No sé bien qué fue lo que ocurrió entonces, lo del accidente de tus padres fue muy jodido, lo sé, pero te viniste a vivir a mi casa; mi madre te adoraba... Tenías opciones aquí, no sé por qué decidiste irte a estudiar al extranjero. Te alejaste de todos y de todo y...

-Sí, bueno... Mis padres ya tenían pensado el traslado a Bruselas, y de pronto ocurrió el accidente. Yo ya tenía plaza aceptada en esa universidad y...

-Pero no era necesario que te fueras. Me dejaste. Sin más.

-No, por favor, Alberto. Déjalo. Ha llovido mucho desde aquello, lo pasado, pasado está y... ¡Ah, llaman al timbre! Será Richi.

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-Coño, tía... ¿No me besas en los morros? Joder, estás igual de buena... Tienes la misma pinta de zorrita que antes, pero ahora pareces una zorra de lujo. Venga, guapa, no me mires así, que en el fondo te alegras de verme, ¿a que sí? Oye, nena, ¿es que no había una puta casa más alejada del centro que ésta? Casi me pierdo dando vueltas entre tanto matojo por estos caminos de cabras. Aquí seguro que no llega ni el repartidor del butano.

-Me gusta el campo y la tranquilidad, y no te preocupes por el butano, que tengo un buen suministro de gas natural. ¿Preferías que hubiéramos ido a un hotel, o al cuchitril en el que seguro que vives, o a la casa familiar de Alberto, a tomar el té con su madre? Aquí tendremos más intimidad.

-Claro, preciosa, toda la intimidad que tú quieras...

-Vete a la mierda. No, tú no has cambiado en absoluto, Richi.

- No me jodas, nena... Y tanto que he cambiado. ¡He cambiado esa mierda de moto que tenía por una Harley que te cagas! ¡Sólo oír como arranca y te corres del gusto! ¿Alberto ya ha llegado? Hay un Audi aparcado en la puerta. Joder, me cagüen la puta... ¡Que somos ricos, cojones! ¿Esto qué es, una fiesta o un velatorio de mierda? Saca la priva, tía, que me pienso poner hasta el culo. ¡Alberto, papi, cabronazo! ¡A ti sí que te pienso dar un beso en to's los morros, melocotón!

-¡Richi, hombre! ¿Cómo estás? Oye... ¿Qué es eso? ¿El boleto?

-Mira, mira... 03-11, 26-04, 07-10 Nuestras fechas de cumpleaños. Los números mágicos. Toda la puta vida jugando esos números, y os prometí que si tocaba, repartíamos la pasta entre los tres; que puedo ser un mamonazo, pero soy un tío de palabra. Quién nos iba a decir que iba a tocar, ¿eh? Voy a volver a metérmelo en el bolsillo de la chupa, no se nos vaya a perder ahora, jajajaja.

-¿Qué quieres tomar, Richi? ¿Sigues bebiendo cerveza? Creo que tengo un par de cajas de Heineken en la nevera de la bodega. Te subiré una lata.

-¿Una latita? No me jodas, pava. Sube las dos cajas. Bueno, venga, que como soy un puto caballero, te ayudaré a subirlas; pelillos a la mar, que se vea que vengo con buenas intenciones.

-No, no es necesario, Richi, de verdad, yo...

-Insisto, guapa. No vas a poder con tanto peso, te echaré una mano, nena.

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-¡No me pongas las manos encima! ¡Si me vuelves a tocar, gritaré, hijo de puta!

-Nena, que nos conocemos... Llevas una minifalda que parece un cinturón. Te agachas ante la nevera, me pones el culo en pompa para que te vea el hilito del tanga rojo... ¿Y me dices que no quieres que te toque? Si en cuanto me has visto aparecer el coño se te ha derretido de las ganas que me tienes...

-Por favor, Richi, no me hagas esto, por favor...

-¿Por favor? ¿Me suplicas? Ya. ¿Quieres que juguemos a eso, como hacíamos antes, hace tantos años? Tú me suplicabas, me implorabas que no lo hiciera y yo te sometía y te follaba como un bestia. Eso era lo que te gustaba. ¿Puedes sentir lo dura que tengo la polla? Sólo restregarme contra ti ya me pone a mil. ¿Vas a gritar? Grita, entonces. Bajará el capullo de Albertito, a salvarte con su gran caballo blanco y su pollita aburrida. No, claro que no vas a gritar; si gritas lo harás de placer, zorra, que sé que esto te gusta tanto como a mí.

-No, Richi, no... ¿Qué estás haciendo? Por favor, Richi. No lo hagas, yo...

-Puedes hacer dos cosas. Subir ahora por esas escaleras al piso de arriba... Te juro que me largaré y que no volveré a tocarte en mi puta vida... O puedes quitarte ese tanga, inclinarte tal y como estabas, apoyada en la nevera, y dejar que te folle como tengo la seguridad que nadie te ha follado desde hace mucho.

-Eres un cerdo.

-Sí, lo sé. Pero tú también eres bastante guarra, porque te has quitado el tanga. Shhhhh, ya sabes... Dámelo, me lo quedo de recuerdo, como todos aquellos que conservo tuyos. Mmmm... Sabía que estabas muy mojada. Así, quédate así, no te muevas... ¿Sientes la punta de mi polla rozándote? ¡Uuuuuh! Mira como te agitas... Estás ansiosa, desesperada porque te meta estos veinte centímetros de carne dura, ¿no? Venga, zorra, dímelo. Te mueres por mi polla. Pídeme que te folle. Pídeme que te folle y lo haré.

-Fóllame, joder, cabrón. Méteme la polla hasta lo más profundo y fóllame rápido, bien duro, y córrete, córrete pronto. ¡Córrete y acaba con una puta vez con todo esto! ¡Aaaaah!

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-Habéis tardado mucho. He estado a punto de bajar a ver si sucedía algo, pero imaginé que tendríais que aclarar algunas cosas y no quise interrumpir. Estás acalorada, Sonia, te veo muy agitada... Habéis... habéis discutido, ¿no es cierto? Si es que... lo sabía, no os puedo dejar solos ni un momento.

-No, no ha sido nada, Alberto. Ya conoces a Richi, es... tan cabronazo como siempre, pero ya está arreglado, no tiene importancia. Disculpadme, chicos, poneos cómodos. Voy al baño, necesito refrescarme un poco. Vengo enseguida.

-Sí, tranquila... Oye, Richi, aprovechando que ahora no está Sonia, de verdad, hombre, te lo digo en serio, haz un esfuerzo, no discutáis y tengamos la fiesta en paz.

-Claro, Albertito, machote, ya sabes que soy un cabronazo. Sí, coño, no me mires así, con ese aire paternalista y reprobatorio; sí, papi, sí, que ya, que la culpa ha sido toda mía, pero ya me he disculpado con nuestra chica y hasta nos hemos dado la mano y un besito como buenos amigos. Todo arreglado.

-Bien, me alegra oír eso. Bueno, cuenta, ¿y qué es de tu vida?

-Pues aquí y allá, ya me conoces, no soy culo de asiento. He estado en todas partes, haciendo casi de todo. Hasta estuve trabajando en un puto circo. ¿Te lo imaginas?

-Jajaja, sí, claro... Donde no te imaginaría es trabajando en un despacho, como yo. Desde que no está mi padre, estoy al frente de Químicas Garbés S.A.

-Joder, sí, un puto empresario, eso es lo que eres. La hostia, ¡qué fotos! ¿Cuánto tiempo ha pasado? Casi diez años... y ni siquiera una llamada... nada.

-Nada de nada... Que Sonia se fuera al extranjero fue un duro golpe para ambos, y que tu madre se fugara con mi padre tampoco ayudó demasiado a que siguiéramos en contacto. Tú... ¿Tú sabes algo?

-Sí. Bueno... una puta postal vía mail de mi vieja por Navidad, supongo que desde algún punto del Caribe. Poco más... ¿Tú?

-Ni una palabra desde hace ocho años. Mi padre se largó y dejó la empresa al borde de la ruina. No sé cómo hemos podido salir adelante y...

-Venga, tío. Ya pasó. Ahora tenemos dinero suficiente para no tener que preocuparnos por el futuro, joder.

-¿Y tu madre... no sé... alguien... algún amigo... alguien sabe algo de todo esto del boleto premiado?

-Bueno, le mandé un mail a mi madre, pero ni siquiera me ha contestado. Lo primero que hice fue localizar a Sonia a través de una agencia de investigación. A ti no fue difícil localizarte. Joder, macho, sigues llevando hasta el mismo peinado con la raya al lado como hace diez años, jajaja.

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-Estúpida, estúpida, estúpida... Si es que me miro al espejo y casi ni me reconozco. Quién te ha visto y quién te ve, Sonia. Despeinada, sudorosa, las mejillas encendidas... Ni un kilo de maquillaje puede recomponer tu aspecto. Menos mal que Alberto no sospecha nada y ha imaginado que Richi y yo nos habíamos peleado. Mierda. Te habías prometido a ti misma que nunca más volverías a caer en esa trampa de sexo enfermizo con Richi. ¿O es que ya no te acuerdas? Hace años él era como una especie de adicción que no podías controlar, sobre todo cuando faltaron tus padres en ese accidente de tráfico. Estabas alterada, confusa, necesitabas algo, algo que te hiciera sentirte viva...

Alberto era la estabilidad, el cariño, la dulzura, si hasta quería casarse contigo, pero Richi... Richi era todo lo contrario, era el deseo, el fuego de la pasión, el sexo depravado... Alberto no se merecía esos cuernos, no. Eres una cabrona, Sonia, con lo bien que estabas con Alberto, pero... joder, Richi era capaz de volverte loca, de echarlo todo a perder. Por eso tuviste que irte, alejarte de los dos. Pensaste que después de tanto tiempo ya lo habrías superado, pero ha sido volver a verle y dejar que volviera a usarte a su antojo. Le odias, le odias con todas tus fuerzas. Te juraste a ti misma que nunca, nunca más harías algo así y ahora mírate, lavando de entre tus piernas los restos de su semen. ¡Mierda, si ni siquiera se ha puesto un puto condón! Y tú ¿por qué coño estás llorando? Si parezco una chiflada hablándole al espejo... A la puta mierda con Richi y con todo. ¡A la mierda! Creo que necesito un buen lingotazo de algo fuerte, o colocarme con algo y pasar de todo. Hoy pienso pasar de todo.

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-Sonia, deja ya de beber, no sé qué coño te has tomado, que no pareces tú misma. Estás muy rara, de verdad.

-Venga, Richi, a ver quien parece el papi ahora, déjame que disfrute de la fiesta y no finjas como un hipro... hiproqui... hiproquita, jaja, joder, no me sale, como leches se diga, que yo sólo quiero divertirme y parecéis dos beatos de pueblo los dos. De Albertito me lo imaginaba, que se escandalizaría... pero ¿tú? Me parto la caja, jajaja.

-¡Eeeeeh! Oye, mira, Sonia. Ya estoy harto de que me consideres un puritano mojigato. Es posible que antes lo fuera, cuando éramos novios, pero ahora soy mayorcito, y tú también. ¿Qué quieres hacer? ¿Es esto lo que quieres? Pues mira, aquí la tienes, toda tuya.

-Joder, papi, estás más borracho que la chica... vuelve a meterte la polla en los pantalones, que seguro que Sonia no hablaba en seri... La puta que os parió... ¿Pero qué estás haciendo, Sonia? ¿Qué hacéis? Uf, vale, paso, zorra, no pienso quedarme de espectador mientras le haces una mamada a... Pero, ¿qué haces conmigo?

-Pues desabrocharte el pantalón, porque voy a chuparte la polla a ti también, listo. Tú no vas a quedarte de espectador, Richi, de eso nada. Vas a participar en el juego, vamos a jugar los tres. No sabéis las ganas que tenía de que, al menos una vez, pudiéramos jugar los tres. No me digáis que nunca se os ha pasado por la cabeza. Y tú lo has dicho, Alberto, que somos mayorcitos y ya no somos unos mojigatos... Alberto se apunta a la fiesta... ¿Te vas a rajar tú, Richi? ¿Te raaaaajas? Anda ya... ¡Vamos a jugar! ¡Tengo una idea!

-¿Qué es eso, Sonia? ¿El... el tablero de ajedrez?

-¿Vamos a echar una puta partida de ajedrez? No jodas, guapa...

-Noooo, vamos a jugar a otro juego más divertido. Pero para eso tengo que programar el temporizador del tablero. Os voy a chupar la polla, a los dos, por tiempos, alternos. El primero que se corra pierde.

-¿Pierde el que se corra? Creo que ambos estaremos deseando perder, preciosa...

-Calla por un momento, Richi, deja de protestar y que se explique la chica. ¿Qué consigue entonces el que gane?

-El que gane consigue como premio hacer todo lo que quiera conmigo. Seré su zorra particular, su puta. Haré todo lo que él quiera, todo lo que desee. El que gane es el amo. El amo absoluto, ya que también es el amo del que pierda. ¿Os apetece jugar? En este juego hay premio.

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-No, joder, puta, no pares ahora. ¡Sigue! ¡Sigue mamándomela así! Diosssss... Me importa una mierda que haya pitado ese puto aparato... ¡SIGUE! ¡ME CORROOO!

...

-Bueno... mmm... Estas dos hermosas y jugosas pollas en mi boca me han puesto a mil, chicos. Después de la corrida y la rendición de Richi, tengo que anunciar que el ganador del Premio es... ¡Alberto! Ja ja ja ja.

-Oh, vaya... Es... Es magnífico haber ganado... porque... mmm... porque estoy deseando ser el amo. El amo de los dos. Los dos sois míos, completamente míos y no podéis cuestionar mis órdenes en absoluto.

-Claro, mi amo, tú ordenas y...

-Shhh. Silencio. La primera orden es que no podéis hablar. Escuchadme con atención y sin pronunciar una palabra. Sonia, desnúdate. Y tú también, Richi. Eso es, todo, todo, quitároslo todo. ¿No llevabas bragas, Sonia? Mmmmm... Vamos a tu habitación y saca tus juguetes. No, no me mires así, que imagino que tienes muchos juguetitos. Vamos a seguir jugando, y vas a recibir tu premio.

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-Qué niños más buenos. Obedientes y calladitos. Sonia, túmbate sobre el colchón. Pon las manos así, que te voy a esposar al cabezal de la cama. Yo me siento aquí y os miro. Me gusta mirar. Mmmmm... Ahora quiero que Richi te excite. Quiero que te caliente, que te haga temblar, que te sacudas del deseo, desesperada por correrte: quiero ver cómo lo hace... Sí, eso es. Así. Chúpale los pezones, Richi. Haz que lo desee, que lo suplique, que esté desesperada, a punto de suplicar que desea ser follada, eso, así... Métele ahora la lengua en el coño y empieza a lamerle el clítoris, sigue, sigue así, lamiendo, sigue... shhhh... para. Para... ¡Para! No, no sigas, no sigas que se corre y no quiero que lo haga. Lo que quiero es que le prepares bien el culo. Agarra el lubricante.

Ahora unta tu dedo y méteselo por el ano. Otra vez. Otra. Metéselo otra vez. Otra más. Ahora dos dedos. Sí. Gíralos. Gira los dedos dentro de su culo para dilatárselo. Sí, eso es. Oh, dios, Sonia, te veo atormentada. Te muerdes los labios, estás sudando, te mueres de deseo, estás loca porque te la metan, te mueres por tener una polla dentro ¿verdad? Pues aparta, Richi, que a Sonia soy yo el que le va a dar por el culo, pero antes de eso te voy a esposar a la cama, para que estés bien tranquilito y no nos molestes.

-Mira, tío, de verdad, yo... Creo que has bebido demasiado. Alberto, coño, esto ya no me gusta.

-Shhh. Nada. Yo soy el amo; has aceptado que yo fuera el amo si ganaba y siempre dices que eres un hombre de palabra, así que... ya sabes. Esposado y calladito, que no te he dado permiso para hablar. Y tú, Sonia, prepárate a sentir mi polla dentro de tu culo, que ahí voy...

-¡Aaaaaah!

- ¿Te gusta verlo, Richi? No, no apartes la vista. Mira. Quiero que lo veas. Quiero que veas cómo le rompo el culo a Sonia, ¿Y tú, Sonia? ¿Te doy más duro? ¿Así? ¿Así? ¿Te gusta así de duro?

-Por favor... Dios... me haces daño... ¡Ah! Por... por favor, Alberto,... para... no... ¡NO! ¡AAAAAAAH!

-¡Suéltala, cabrón! ¡Le estás haciendo daño! ¡Suéltala! ¡Suéltame! Eres un hijo de puta, Alberto, te pienso partir la cara en cuanto me sueltes. ¡Déjala! ¡Me cagüen tu puta madre, SUÉLTALA!

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-¿Dónde coño estás? ¿Alberto? No sé de qué vas. Trae la llave y suéltanos. ¿Pero dónde coño se ha metido? ¡Alberto!

-No sé, Sonia... Este no es el Alberto que conocíamos. No ha sido sólo lo... lo que te ha hecho, es que... joder. Esa mirada extraña, ese brillo en sus ojos. Parecía como loco. Te juro que le hubiera matado. Sí, le partiré la cara en cuanto nos suelte. ¡Qué hijo puta! ¿Te... te ha hecho... mucho daño?

-No, tranquilo. Nada que tú no me hubieras hecho antes.

-Joder, nena. Tocado y hundido. Ya te vale. Sé cómo era nuestra relación. Sé todo lo que te he hecho, lo sé... Pero nunca te he hecho algo así, sabes que nunca te hice nada que tú no quisieras. Además, lo que más me ponía es que me suplicaras que lo hiciera... Si me hubieras dicho en cualquier momento un "no", te juro que hubiera parado. Espera. Calla. Oigo pasos. Creo que vuelve.

-Hola chicos. Ya, ya está todo listo. Ha sido mucho más simple de lo que pensaba. Os aseguro que no estaba planeado, al menos no así, pero es que me lo habéis puesto tan fácil que era imposible no aprovechar la situación. Los periódicos mañana hablarán de una fuga de gas natural y de una triste tragedia. Nada tan sencillo como dejar abiertos los conductos del gas, alejarme de aquí; y, tras un tiempo prudencial, hacer una llamada telefónica. La simple chispa del teléfono producirá una enorme explosión, y de vosotros no quedará nada más que cenizas. Sólo cenizas y humo. Todo consumido por el fuego... excepto el boleto premiado que está en tu cazadora y que, evidentemente, no voy a dejar aquí, amigo Richi.

-¡Alberto! ¿Pero qué dices? ¡Como broma me parece que ya vale! ¡Suéltanos ya! ¡Te estás pasando!

-No, nena. Creo que Alberto no está bromeando. Habla en serio. ¿Es por el dinero, tío? ¿No tienes bastante con una parte y lo quieres todo para ti? Joder, macho... ¿Pero de qué vas?

-Bueno, Richi, amigo...¿Qué quieres qué te diga? Para ti una parte es mucho, si eso lo entiendo, porque siempre has sido un muerto de hambre. Pero no para mí. Una parte me servirá para poder sanear la empresa, y las otras dos partes para poder vivir sin preocupaciones. Tengo muchos, muchos gastos, y la verdad es que ya quedaba bien poco. Y es que, tras tantos años de meter mano a los fondos, se estaba a punto de descubrir el pastel y me olía ya la aparición de la comisión de investigación de delitos fiscales. Hace ocho años, mi padre me descubrió. El viejo era un genio de las finanzas y llevaba las cuentas al dedillo. Vio el agujero financiero y me quería denunciar. ¿Te lo puedes creer? ¡Iba a denunciar a su propio hijo! ¡Me dijo que era por principios, por principios morales! ¡Y YO SABÍA QUE SE ESTABA TIRANDO A LA ZORRA DE TU MADRE! ¿ESO ES TENER PRINCIPIOS?

-Mi madre y tu padre... ¿Ellos no se fugaron?... Ellos...

-Tuve que eliminarlos, Richi. Él le contó lo del desfalco. Tenía que hacerlos desaparecer. Me deshice de sus maletas, parte de su ropa, tarjetas... faltaba bastante dinero en la empresa y la policía encontró pruebas de su romance. Todos pensaron que se habían fugado juntos. Nadie sospechó nada. Ni siquiera tú, que te creíste que era tu madre la que te enviaba esas postales por correo electrónico.

-¿Dónde están? ¿Qué hiciste con ellos? Qué... ¿Qué le hiciste a mi madre? Todo este tiempo maldiciéndola y pensando que me había deja'o tira'o... ¡QUÉ LE HICISTE A MI MADRE!

-Tranquilo, no sufrió. Fue rápido. Los cuerpos están en dos de los tanques de residuos químicos de la fábrica.

-¿Esto sigue siendo una broma, verdad? Esto no puede ser verdad. Dios... Alberto... Eres un monstruo. Tú no estás bien. Eres un asesino... ¡ERES UN CABRÓN! ¡No puedes hacernos esto! Eras nuestro amigo, tú fuiste mi novio, tú me querías...

-Mira, quédate con el dinero, quédate con todo, con mi parte, con la de Sonia, ¡pero suéltanos ya!

-¡Cállate! ¡Callad los dos! No estáis en condiciones de dar órdenes. Recordad que soy el puto amo. Y tú, Sonia, eres la que deberías quedarte más calladita, zorra. ¿Cómo te atreves a insultarme, puta? Pero.. ¿tú crees que soy tan idiota como para no darme cuenta de lo que pasaba ante mis narices? Y es cierto que yo te amaba... No sabes todo lo que hice por ti, lo que me arriesgué por ti, para evitar que te separaran de mi lado. Incluso te ofrecí mi casa cuando te quedaste sola... Bueno. Era lo menos que podía hacer, tras provocar el accidente que hizo volar por el acantilado el coche de tus padres, claro. ¿Qué? ¿Ya no me dices nada? Supongo que te has quedado muda. Sí. Lo hice yo, y lo hice por ti, por nosotros, por nuestro amor... Ellos querían separarnos y éramos felices juntos. Yo también pensé que me querías, hasta que por casualidad vi unas braguitas rojas en un bolsillo de la mochila deportiva de Richi. Parecidas a estas, las que estaban en el bolsillo de su cazadora, junto al boleto. En ese momento supe que eran tuyas. ¿Quieres que te cuente cómo me sentí? ¡Los cabrones sois vosotros, traidores! Merecéis morir los dos. Éste es vuestro premio.

-No, Alberto, espera, no te vayas... ¡NO! ¡ALBERTOOOOO!

-No te esfuerces, nena. Mírale. Está sonriendo. Es frío como el acero. No se arrepiente de nada, no le importamos nada. No vas a conseguir que nos suelte.

-Es cierto, "amigos". Os diría hasta luego, pero dudo mucho que nos volvamos a ver... Así que más bien será un... Hasta siempre.

********************

-¿Y qué hacemos ahora? ¿Y qué pasa con el boleto? Se lo ha llevado Alberto.

-Ya está cerrada la llave del gas. Salgamos. Aunque hemos sido rápidos, el ambiente está muy cargado de metano y es peligroso. Es mejor que llamemos a la policía desde fuera, alejados de la casa. Vamos, Sonia. Date prisa, ponte algo y salgamos. Y por el boleto no te preocupes, sólo es una buena copia escaneada e impresa. El original está en el banco, a buen recaudo, no soy tan inconsciente como para salir por ahí llevando un boleto premiado con millones de euros en un bolsillo.

-No me lo puedo creer... Mató a mis padres, y a tu madre... Y a su propio padre. Y ha estado a punto de asesinarnos a nosotros también. ¿Cómo es posible? Alberto era... él era...

-Alberto era y es un sociópata, Sonia. El típico tipo que cuando lo pillan, sus familiares, sus vecinos, sus mejores amigos se quedan de piedra y dicen: "Oh, dios mío, si era un hombre tan simpático, si era un chico estupendo, debe ser un error". Eeeeh... venga, nena, no llores, ven aquí, preciosa, va, ya pasó todo, ya pasó... Estamos bien, estamos vivos y Alberto pagará por todo lo que ha hecho.

-Es cierto eso de que nadie conoce a nadie.

-Bueno, no en mi caso. Tú ya me conoces, soy bastante hijoputa, pero algo bueno tengo que tener: tengo una Harley, jajaja.

-No seas payaso, Richi.

-No, guapa. Afortunadamente no era payaso, sino ayudante de un mago escapista en el circo en el que estuve trabajando durante casi cinco años. "El gran Marcus". Él me enseñó el truquito de cómo librarse de unas esposas. Te devuelvo la horquilla. Engánchate bien el pelo, ponte el casco y agárrate fuerte, que esta Harley vuela, preciosa.

FIN

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